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2018-04-03
Todos los grupos funcionan mejor si algún individuo o individuos desempeña la función de líder o lideres del grupo. El líder puede estar designado formalmente para desempeñar esta función, o puede surgir entre los participantes para satisfacer la necesidad de liderazgo. De hecho, puede haber más de un líder en cada grupo.
Características de un Líder
• Contar con la confianza y respeto de los otros participantes, si quieren contribuir totalmente en el proceso grupal.
• Capaz de contar con un liderazgo situacional.
• Ser fuerte y dinámico para activar el interés y compromiso de los participantes.
• Silencioso y observador.
• Debe conocer antes que el grupo tanto la tarea como los objetivos perseguidos.
El líder no deberá de ser dominante si no que su función puede consistir en recibir información, facilitar la comunicación entre los individuos, dar mensajes e integrar todas las proposiciones para que se dé una respuesta única, unificada.
¿Cuáles son los rasgos de personalidad que definen a un líder?
Los grupos humanos (empresas, partidos políticos, sindicatos…) se caracterizan por invertir mucho tiempo y esfuerzo en detectar y desarrollar a los líderes del futuro. La importancia en este punto suele centrarse en la detección de perfiles con buen potencial en atributos intelectuales, comunicativos, y hasta físicos. Esta visión presupone que existe un número conocido de rasgos personales que debe tener un líder, rasgos que han podido ser bien acotados.
La caracterización de las habilidades del líder ha sido estudiada a partir de pruebas de carácter personal y también mediante la observación de la conducta en contextos grupales. Esta línea de estudio ha logrado correlacionar casi la totalidad de los rasgos del liderazgo.
A continuación, resumimos los diez rasgos de personalidad más prevalentes en las personas con gran capacidad de liderazgo según estas investigaciones.
1. Habilidades comunicativas
La comunicación debe operar en dos direcciones: expresar de forma clara y asertiva las ideas, instrucciones y opiniones, así como conseguir que el mensaje sea escuchado y comprendido. También es propio de un líder la capacidad para saber escuchar y tomar en cuenta todas las opiniones, individuales y colectivas, que lleguen a él.
2. Inteligencia emocional
Los investigadores Salovey y Mayer (1990) caracterizaron inicialmente la Inteligencia Emocional como la «capacidad de gestionar las emociones y los sentimientos propios y ajenos, de discernir tales sentimientos y de emplear esta información para corresponderla con acciones precisas». Los sentimientos movilizan al sujeto, por eso la inteligencia emocional es un rasgo clave del líder.
3. Capacidad para determinar metas y objetivos
La dirección de un grupo requiere saber cuál ha de ser la hoja de ruta para guiarlo. En ausencia de metas y objetivos precisos, el esfuerzo puede resultar estéril, y el grupo puede sentir frustración. Los objetivos deben ser coherentes con la capacidad del grupo: no es efectivo establecer metas inalcanzables.
4. Capacidad de planificación y desarrollo
Cuando ya se han fijado los objetivos, es imprescindible trazar un plan para lograrlos. Este plan debe planificar todas las acciones que deben cumplirse, los tiempos, las personas que las realizarán, los recursos que se empleará.
5. Autoconocimiento proactivo
Un buen líder debe ser consciente de sus virtudes y debe sacarles el máximo rendimiento. Obviamente, también es conocedor de sus debilidades, y lucha para intentar mejorar.
6. Autodesarrollo y asistencia a los compañeros
Un líder es capaz de crecer mientras ayuda a que los demás se desarrollen. Para mejorar, no le es necesario hacerlo “a la defensiva”; no es esclavo de su rol grupal o de su reputación. Ayuda a crecer al grupo enseñando a los demás, delegando tareas y creando espacios de acción y comunicación para que las otras personas se sientan útiles y valoradas.
7. Innovación
Tratará de hallar nuevas y mejores formas de realizar las actividades. Este rasgo es fundamental en el contexto de una sociedad que avanza a marchas forzadas, con cambios constantes en la tecnología, las comunicaciones y la alta competitividad.
8. Responsabilidad
Es consciente que su posición en el grupo le confiere poder, y sabe emplearlo para beneficiar al conjunto. No es egoísta; usa su posición para activar procesos y dinamizar potenciales.
9. Información
Un buen líder debe estar informado. Ninguna corporación logra sobrevivir sin la presencia de líderes que conozcan la manera de manejar la información. Conocer el procesamiento de la información, interpretarla correctamente y con astucia para luego usarla de la forma más útil y creativa, es una habilidad clave.
10. Carisma
Este último punto es controvertido. Algunos autores creen que el rasgo del carisma tiene definiciones muy dispares, y que según cuál de ellas se emplee, será una característica presente en las personas con habilidades de liderazgo, o no. Y es que, de hecho, parece ser que hasta hay ciertos rasgos faciales comunes entre los líderes.
Definiendo el concepto como la capacidad para atraer y causar buenas sensaciones, así como llamar la atención y mostrarse agradable y empático a los ojos de las demás personas, el carisma sí es un rasgo crucial en un buen líder. El carisma puede ser entrenado socializándose y mostrando un interés auténtico en las personas. Se relaciona el carisma con la ausencia de egoísmo, factor que es decisivo a la hora de percibir a una persona como líder.
¿Cómo mejorar el liderazgo empresarial?
Para muchos profesionales, llega un momento en la vida en el cual es posible que tengamos que ponernos al frente de un equipo de trabajo. El cambio entre ser una pieza más del engranaje de una empresa y ocupar el papel de líder es notable.
Para afrontar este reto, es preciso cambiar el enfoque y estar abiertos y preparados a proporcionar al equipo el esfuerzo necesario para ser capaz de llevarlo hacia el éxito de la mejor forma posible. Para ello, el uso de la psicología se acaba convirtiendo en un factor imprescindible, puesto que es muy recomendable recurrir a sus bases a la hora de entablar una relación adecuada con los miembros del equipo. De la forma en la que gestionemos la relación con los empleados dependerá, en gran medida, el éxito que obtengamos con la empresa.
Métete en la mente de tus empleados
En el entorno laboral, la psicología siempre se tiene que entender como un arma, una herramienta que nos proporcionará los medios para dirigir el equipo con buenos resultados. Por eso hay ciertos aspectos que nunca se pueden olvidar en este proceso.
1. Conoce a cada uno de tus trabajadores
El primero es que resulta recomendable conocer a los distintos empleados que forman parte de nuestro equipo. No podemos pretender saber dirigirles si no tenemos constancia de cuáles son sus puntos fuertes, sus defectos y sus niveles de ambición o aspiraciones en relación al día a día en el trabajo. Conocer a los empleados hará que tengamos gran parte del esfuerzo hecho.
2. Descubre el estilo de liderazgo que mejor se adapta a ti
Hay distintos tipos de liderazgo, pero la psicología está presente en la mayor parte de ellos. Por ejemplo, es crucial en el liderazgo participativo, en el cual los empleados se encuentran con un jefe que siempre está en comunicación con ellos. En este sentido se profundiza en la psique de cada uno de los trabajadores a través de sensaciones positivas, vibraciones de entusiasmo a su alrededor que lo que hacen es hacerles sentir bien y que así se sientan como una parte importante de la empresa. Los empleados que se dejan dirigir por el líder participativo son más conscientes del mundo que les rodea en el trabajo y tienen más confianza para dejar salir sus ideas más creativas, lo que puede ser muy favorable para el líder y la empresa en general.
3. Ser carismático puede ayudar
Con el liderazgo carismático ocurre algo similar. Si adoptas este papel concentrarás parte de tu trabajo y esfuerzo en lograr que tu imagen, tu presencia y tus palabras sean cápsulas de entusiasmo para tus empleados. Cada vez que te escuchen se animarán y llegarán a relacionar tu persona y tu voz con emociones favorables que acabarán siendo beneficiosas para obtener un mejor rendimiento laboral.
4. La naturalidad convence
Pero por encima de todos los liderazgos especializados se encuentra el natural, que representa a un jefe que ha dominado el arte de la psicología, que sabe que sus empleados son importantes y que deben hacer todo lo posible para trabajar en armonía. Apoyarse en el equipo cuando sea necesario, tener una buena dosis de carisma y enfocarse a respetar el ambiente de trabajo adecuado hace de este un tipo de líder beneficioso para todo tipo de empresas y que parte siempre de un comportamiento muy enfocado a la psicología.
Reforzar las buenas prácticas
Los líderes que quieran tener el mejor entorno de trabajo posible aprovecharán la psicología en su beneficio con distintas estrategias y técnicas. Por ejemplo, la idea de reforzar las buenas prácticas. Una oficina o cualquier otro tipo de empresa no es un marco en el cual los trabajadores estén esperando una recompensa por su esfuerzo. Se les está pagando por un trabajo y es poco habitual que haya incentivos materiales. No obstante, la psicología apoya el refuerzo positivo con otros métodos y gestos que pueden ayudar de manera enorme a que un equipo desarrolle más afinidad con su líder.
Estas técnicas incluyen felicitaciones por trabajos realizados de forma especialmente adecuada y menciones que aporten más confianza y valor al trabajo que están llevando a cabo los empleados. Unas breves palabras pueden ser motivo suficiente por el cual un trabajador siga rindiendo de manera excelente mucho más tiempo y tienen el poder de volver a relajar el ambiente si se había producido algún tipo de situación complicada. La psicología tiene tanta importancia en la dirección de una empresa como lo puede tener la habilidad del líder para gestionar equipos de trabajo. Sin ella cualquier empresa estaría totalmente perdida.