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Articulo



¿QUIÉN SOY REALMENTE? El Poder Oculto De La Sombra

2017-07-07


En el mundo actual estamos siendo alertados por los profesionales que estudian la mente, acerca del incremento de las enfermedades físicas y mentales en nuestra sociedad. Según estos especialistas, la salud mental y emocional de las personas, es cada vez más débil, debido a la complejidad y a la dureza de esta sociedad que no apoya a los más vulnerables. Así mismo, síntomas como el estrés, la ansiedad y la depresión son cada vez más frecuentes en los países desarrollados y acaban derivando en trastornos neuróticos y psicóticos.
El siquiatra y psicólogo Carl Gustav Jung, autor del concepto de la sombra, insistia en la necesidad de que el ser humano debía reconocer y ser conciente de sus propias represiones y angustias para no caer así en ningún proceso neurótico. Jung dijo: “Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la consciencia cósmica, a que las reproduzcan tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de los sucedido. Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”.
Pero en ¿qué consiste dicha sombra a la que se refería Jung? ¿Por qué es de vital importancia el conocimiento conciente de dicha sombra? ¿Qué consecuencias tiene para el ser humano no ser conciente de ella? ¿Cuáles son los pasos que debemos seguir para tomar un contacto directo con nuestra sombra?
¿Qué es la Sombra?
La sombra es un arquetipo, es decir, un patrón o pauta de comportamiento emocional que representa al inconsciente personal, son conductas que hemos reprimido y negado, y que, debido a eso se ha enajenado, o sea que le impide la plena conciencia y responsabilidad de sus actos. El arquetipo o modelo de la sombra se origina en la niñez, cuando recibimos de nuestros padres su influencia, es la enseñanza que ellos nos transmiten a través del modelage, el ejemplo y de sus directrices. No solo nos transmiten todo lo mejor que podemos ser y una vida equilibrada sino también las cosas negativas de ellos mismos quienes también tienen sombra.
En términos generales la sombra es el mal dentro del ser humano. Y llega a tener mucho poder cuando se le niega, se le reprime y se evita el contacto con él. ¿Por qué? Porque el poder de la sombra radica en el miedo. El ser humano no es perfecto. En este mundo dual tenemos aspectos muy elevados y otros no, tales como las debilidades, los prejuicios, los condicionamientos y secretos que nosotros no revelamos y que los guardamos de una manera “diplomática” porque no queremos que los demás los conozcan y no seríamos aceptados ni recibiríamos lo que buscamos.
Un buen ejemplo que describe la sombra es lo que acontece en la obra de Oscar Wilde “El Retrato de Dorian Gray”. En la obra Dorian Gray era un hombre muy guapo (bonito) y El para no perder su belleza hizo un pacto con el diablo para mantenerse joven y no morir. Dorian empezó a notar que El no envejecía como la gente a su alrededor. Además abusaba de la gente, especialmente de las mujeres de quienes se apropiaba de sus bienes y mataba algunas. Un famoso pintor, que era su amigo, le hace una pintura a Dorian, mostrando toda su belleza y pone este cuadro en el centro de su casa. Pero a medida que pasaba el tiempo, y Dorian hacía sus fechorías, el cuadro se empezó a transformar mostrando esa parte que la gente no conocía de Dorian, la parte oscura, la maléfica. Tan horrible fue esa transformación que tuvo que quitarlo de la sala de su casa y lo escondió en el diván o sótano. Así mismo es nuestra sombra, como Dorian Gray con su cuadro, escondido para que nadie lo vea.
Los Arquetipos
Son la forma que le es dada a algunas experiencias y recuerdos de nuestros primeros antepasados. Los aquetipos pasan a ser patrones emocionales y de conducta que tallan nuestra manera de procesar sensaciones, imágenes y percepciones. Por lo tanto, son de alguna forma patrones que aparecen bajo diferentes formas en todas las culturas y que se hereda de generación en generación.
Un arquetipo es un modelo o ejemplo de ideas o conocimiento del cual se derivan otros tantos para modelar los pensamientos y actitudes propias de cada individuo, de cada conjunto, de cada sociedad, incluso de cada sistema.
Los símbolos y mitos que parecen estar en todas las culturas conocidas son para Carl Gustav Jung una señal de que todas las sociedades humanas piensan y actúan a partir de una base cognitiva y emocional que no depende le las experiencias propias de cada persona ni de sus diferencias individuales que le vienen de nacimiento. De este modo, la propia existencia de los arquetipos sería una evidencia de que existe un inconsciente colectivo que actúa sobre los individuos a la vez que lo hace la parte del inconsciente que es personal.
Los arquetipos de Jung son, de alguna forma, patrones de imágenes y símbolos recurrentes que aparecen bajo diferentes formas en todas las culturas y que tienen una vertiente que se hereda de generación en generación. Un arquetipo es una pieza que da forma a una parte de este inconsciente colectivo que es en parcialmente heredado. Por definición, dice Jung, estas imágenes son universales y pueden ser reconocidas tanto en manifestaciones culturales de distintas sociedades como en el habla, el comportamiento de las personas y, por supuesto, en sus sueños. Esto significa que pueden localizarse y aislarse en todo tipo de productos del ser humano, ya que la cultura afecta a todo lo que hacemos incluso sin darnos cuenta.

La Sombra la Proyectamos Sobre los demás
A pesar de que neguemos o rechacemos una critica que alguien nos hace, y que sabemos que es verdad, ese aspecto está presente en nuestras vidas, y llega a tomar tanta fuerza, que en términos psicológicos se vuelve una obsesión. Normalmente eso que escondemos se proyecta hacia otras personas fuera de nuestro entorno porque esa cantidad de energía psíquica debe desplazarse o nos podría destruir.
Al desplazar o proyectar mi sombra a un pariente, amigo o conocido, me vuelvo crítico contra esa persona y no me doy cuenta que me estoy juzgando a mi mismo porque yo no quiero aceptar eso. No quiero aceptar lo que he desplazado hacia afuera. ¿Y entonces qué ocurre? Con el tiempo los desplazamientos no son efectivos, entonces los síntomas de ira o rabia reprimida se van convirtiendo en tristeza y acaban en depresión. Y eso podría llegar a ofuscar tanto mí conciencia que podría yo tener un accidente. La sobra tiene mucho poder sobre nuestra mente y nos hace actuar de manera automática con mucha violencia. Eso de debe a que la he reprimido.
Por ejemplo la pederastia tiene que ver con la sombra. El pedrasta oculta el deseo de abusar sexualmente de niños y tiene que invertir gran cantidad de energía para que eso no se vea en público. Pero a pesar que el pederasta invierta esa energía para inhibirse le da poder a esa sobra hasta que no pueda controlarlo y abusa de los niños. En las noticias podemos observar como este tipo de comportamiento es común en la sociedad.
¿Y cómo se alimenta la sombra? Con los juicios, los posicionamientos, con las culpabilidades, con el chisme, con las críticas, con las comparaciones, con las mentiras, con la envidia, etc. También contando nuestras historias, la que nos explicamos para ocultar la historia verdadera que queda oculta en la sombra.
¿Cómo se muestra la sombra? Personas que afuera de casa son intachables y cuando están en ella gritan y golpean. Es la doble vida de las personas. La doble moral social, religiosa y cultural. En el cuerpo, la sombra siempre tiene algo que decir y pugna por abrirse paso hacia la conciencia en forma de ansiedad, culpa, miedo y depresión. También la sombra se proyecta cuando nos sentimos muy ligados a algo o a alguien, o también cuando lo eludimos u odiamos, estamos abrazando o luchando con la sombra.

¿Qué hacer con nuestras Sombras?
Lo importante es no negar que tenemos dentro de nosotros sombras que proyectamos hacia los demás. Es aprender a ser totales, es decir, ser conscientes de que somos seres espirituales viviendo en un cuerpo físico imperfecto “lleno de demómios” metafóricamente hablando. Es decir, que si aceptamos que somos las dos cosas (cuerpo y espírritu) nuestra riqueza y poder aumentan, recuperamos energía. La sombra es la otra parte de nosotros que no podemos destruir. Pero si podemos, primero que todo confrontarla, segundo dialogar con ella y tercero apropiarnos de ella para trascenderla.
Muchos actos que no son aprobados socialmente, y que en algún momento hacemos, yo los puedo confrontar en mismo y trabajarlos para que pierdan su fuerza y con el tiempo se integran en mi. Todo ser humano que quiere realizarse seriamente y lograr el éxito que desea en su vida tiene que enfrentar este obstáculo de su propia sombra. Nadie puedo evitarlo, nadie puede evadirlo porque se estaría autoengañando. Alguien puede afirmar “yo me conozco muy bien”, pero hay una falsa moral, una hipocresía por parte de nosotros que no queremos reconocer esas sombras, la parte más oscura de nosotros, la parte menos grata que la tenemos ahí escondida.
Cuando estás frente al espejo, solo ves a la persona que quieres ver, la ideal, y ocultas lo que no te gusta de ti. Las personas no se conocen completamente y es porque no se atreven a ver cosas que no les agradan de si mismos, solamente quiere ver lo mejor, auque prescienten que hay cosas que no le gradan de si, entonces solo ven lo “mejor” de ellos, porque si vieran lo no agradable se sentirían mal con ellos mismos e inseguros. Ninguna persona en este mundo, mientras no seamos capaces de ser honestos con nosotros y enfrentarnos a nosotros mismos no podemos avanzar en nuestra realización. Tengamos entonces el valor de vernos tal y como somos y no la imagen idealizada de si mismos.
Entonces, ¿qué podemos hacer? a) Una reflexión seria de quién soy; b) Qué aspectos no me gustan de mi; c) Qué he escuchado con frecuencia que los demás dicen de mi; d) Estar abierto a aceptar eso que no es agradable de mi; e) Enfrentar de sí mismo dicha sobra, quizá nos va a doler y nos sentiremos frustrados con nosotros mismos; f) La fantasía de que no teníamos nada malo no es real, dándonos cuenta que somos seres frágiles y con debilidades, con prejuicios y condicionamientos muy fuertes. Y que hemos lastimado y dañado a otros a través de la venganza y la mala actitud.
Un ejercicio mental que también nos puede ayudar a enfrentar nuestras propias sombras es el siguiente: imagínate que alguien en algún lugar te insulta…cómo reaccionas?…..te molestas o no le haces caso? Cuando llegues a casa en la noche y recostado en la cama, vuelve a imaginar o recordar el momento del insulto cómo ocurrió: qué te dijo esa persona que te insultó, por qué lo hizo. Después de dialogar con tu imaginación “qué le hice yo” “por qué me insultas”, etc, por supuesto en ese monólogo tu te puedes contestar si quieres. Luego tú te conviertes en el sujeto, te apropias de la situación y ahora eres el espejo donde te mirarás y sabrás por qué reaccionaste de tal o cual manera cuando experimentas insulto.
Conscientizar cada sombra que tengas y enfrentarla, te ayudará a crecer espiritualmente, serás más feliz porque has aprendido a integrar la sombra. Serás una persona transparente, más espiritual y sobretodo coherente, te volverás más compasivo, bondadoso y comprensivo con aquellos que criticabas porque ahora te das cuenta que eso mismo tu también lo posees.
Si cada persona y familia en nuestra sociedad reconociera la importancia de trabajar la sombra e integrarla, seguramente la mentalidad de mediocridad, guerra, odios, apasionamientos, venganza e inmadurez emocional cambiaría hacia una mentalidad individual y social más justa, equilibrada, bondadosa, comprensiva. Las leyes no cambian el sistema de pensamiento humano. Solo necesitamos ser mejores individualmente para que la sociedad sea cada vez mejor. Tomemos en nuestras manos nuestro propio destino. Seamos realmente libres.
Solo cuando tengamos el coraje de enfrentar las cosas tal y como son, sin ningún autoengaño ni desilusión, surgirá una luz de los acontecimientos con la que reconoceremos el camino al éxito.