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Articulo



LAS CREENCIAS LIMITAN NUESTRA CONCIENCIA

2017-07-07


Partimos de la premisa fundamental de que todas nuestras creencias condicionan y limitan nuestra forma de ver, percibir y entender la vida. Dichas creencias se han gravado en el inconsciente de cada persona desde el momento en el que fuimos concebidos por nuestra madre, crecimos en una familia, nos enseñaron valores y principios, nos educaron de determinada manera, lo que nos ha llevado, desde el principio, a comunicarnos con el mundo que nos rodea y en cual interactuamos con otras personas.
Me estoy refiriendo a esas creencias que llamamos Creencias Limitantes, porque sencillamente son creencias que nos bloquean y nos limitan en nuestro desarrollo psíquico, en las relaciones personales, en nuestras emociones, y en general en todo lo que nos relaciona con el mundo. Son esas creencias que nos han inculcado en nuestra cultura, como por ejemplo: “No voy a encontrar ningún trabajo interesante”; “Nadie se fijará en mi; seguramente me dirá que no, mejor me evito el ridículo”; “Ya me decían que no servía para nada, cosa que hago, cosa que sale mal”; “Los que han hecho tanto dinero o les ha llegado por familia, un golpe de suerte o robando”; “No se puede confiar en la gente, todo el mundo va a la suya, uno debe ser competitivo para triunfar”; “Si me equivoco, seré un fracasado”.
Las creencias son las convicciones que determinan y regulan las pautas de pensamientos. Son ideas que tenemos sobre el mundo, el futuro y nosotros mismos y actúan creando suposiciones y prejuicios que determinan en ciertas ocasiones la forma de sentir y de pensar, condicionando la actitud y los procesos de toma de decisiones.
Las creencias no están ahí por casualidad, sino que han sido fruto de los diversos aprendizajes que hemos ido experimentando a lo largo de nuestras vidas; por lo que en situaciones pasadas muchas de ellas nos han sido válidas. Sin embargo, en el actual mundo en el que vivimos impregnado de constantes cambios y aceleraciones, una creencia que anteriormente fue positiva puede convertirse en un obstáculo o creencia limitante. Este tipo de pensamientos limitarán nuestras acciones surgiendo en muchas ocasiones de manera inconsciente y automática, resultando por lo tanto incontrolables.
¿Cómo las creencias condicionan nuestra vida?
En principio, todas las creencias condicionan todos los aspectos de nuestra vida. Hay un fenómeno que todos conocemos y es la percepción. No somos conscientes que nuestra manera de ver y entender la vida, está plenamente condicionada por la percepción de la realidad que nos parece ver basados en las creencias. La verdad es que no estamos viendo lo que realmente está sucediendo delante de nosotros, sino que, estamos interpretando la realidad de lo que cada uno ve. Y esto es quizás el mayor error que cometemos todos, y consiste en que creemos que aquello que yo veo, tal como yo lo veo, es la verdad. Por lo tanto, debemos tener presente que nosotros no vemos la realidad, sino que la interpretamos.
Un mismo hecho o un mismo fenómeno en una cultura significa una cosa y en otra cultura significa otra cosa. De hecho las guerras interculturales como lo hemos visto a través de la historia e incluso en la actualidad, como es el caso de los Yihadistas, donde hay personas que creen que todo aquel que lleva en la cabeza un velo o viste una túnica pertenece a la Yihad musulmana o es un terrorista, esto no es así porque simplemente no aplica a toda persona que luzca así. Es decir, se generaliza, que es como opera nuestro sistema de creencias.
Origen de la creencia limitante
Nuestra primera creencia, que ha condicionado nuestra manera de vivir, es creer que cada uno de nosotros esta separado de los demás. Esta de por si, es una creencia dual que me hace vivir la vida de una forma determinada. Por lo tanto, si yo creo que estoy separado de los demás y si yo no me siento interconectado e integrado con el Todo (Mente Superior, Dios) esto me lleva a tener tres creencias que se derivan de mi mente dual o de separación, y son: 1) Creencia en la Escasez; 2) Creencia en la Soledad, y 3) Creencia en que Soy Especial.
Estas tres creencias condicionan algo muy fundamental en nuestra vida, como son las Relaciones Interpersonales, las cuales conocemos como Relaciones Especiales. Ahora, el fundamento de una relación especial es creer que a mi me falta algo que alguien me lo puede dar. Esto está basado en la creencia de la escasez. Pero también es creer que sin el otro yo estoy solo, es decir, creer que mi felicidad y mi bienestar no esta en mí si no que depende del otro. Por lo tanto, si yo creo que me falta algo y creo en la soledad, entonces como consecuencia me creo especial. El especialismo consiste en hacer una serie de maniobras con el fin de gustarle al otro, y si le gusto al otro, entonces consigo que este se quede conmigo. Y cuando realmente he conseguido lo que me propuse del otro, por medio de la creencia en la escasez, en la soledad y en el especialismo, entonces he establecido el modelo de lo que son las relaciones especiales en mi vida.
Cuando tengo esas relaciones especiales me surge otra creencia, y es la del miedo a perder esa relación especial que antes establecí porque estoy proyectando en ella la escasez, la soledad y el especialismo.
En el prefacio del libro Un Curso de Milagros dice “El mundo que vemos refleja simplemente nuestro marco de referencia interno, las ideas dominantes, los deseos y la emociones que albergan nuestras mentes”. Aristóteles en su libro Revolución del Alma dice: “Si andas preocupado por problemas financieros, amorosos o de relaciones familiares, busca en tu interior las respuestas para calmarte.Tu eres el reflejo de todo lo que piensas diariamente.
Todas nuestras creencias son limitantes, pues éstas nos impiden ver la verdad de todo cuanto nos sucede a nuestro alrededor. Nuestra forma de pensar determina todas nuestras conductas. Por eso es muy importante que tomemos consciencia de esto, porque para sanarnos es necesario cambiar de paradigmas o sistemas de creencias inútiles, ciegos, erráticos que nos llevan a la incertidumbre, a la enfermedad y a la infelicidad.
Es decir, si yo tengo miedo de quedarme solo, voy a hacer toda una serie de cosas, que creo que debo de hacer, para que el otro esté contento y no me deje. Y entonces entraré en una creencia que realmente domina a la mayor parte de la humanidad, y es la creencia en el sacrificio. La gente piensa que el sacrificio es algo muy valioso y sublime, pero realmente desde la esencia del ser es un acto muy egoísta porque como nos dice el libro Un Curso de Milagros “Tu sacrificio el día de mañana se convertirá en tu amargo resentimiento”. Esto es porque nosotros creemos que cuando nos sacrificamos somos buenos, esto lo relacionamos con el dolor, y ese dolor significa amor. Es decir, que llego a creer que sin sacrificio no hay amor. Y en realidad el auténtico amor nada tiene que ver con el sacrificio y menos con el dolor.
Y decimos cosas como: “…yo estoy haciendo todo lo posible… estoy sacrificándome para que no te falte nada, para que tu no sufras…” y en el fondo no lo hago por esa persona, sino por mi porque tengo miedo que me deje o tengo miedo a quedarme solo o tengo miedo a que sin esa persona yo qué voy hacer?…entonces es cuando aparecen síntomas físicos, tales como la depresión caprichosa, la ansiedad, el vacío interior, el insomnio, el dolor de cabeza, la hipertensión etc. Te sacrificas porque haces cosas que no quieres hacer y sin embargo las haces, eso es incoherencia. Cuando alguien se deprime, por ejemplo en el matrimonio, es porque se está sacrificando.
Amor propio y dignidad
Cuando estamos en una situación conflictiva o de disonancia que puede ser a un problema físico, una enfermedad, malas relaciones interpersonales, problemas con tu pareja o de familia, es porque repetimos historias negativas una y otra vez y nos faltamos al profundo respeto que debemos tener por nosotros mismos, se nos llega a olvidar lo que es realmente la dignidad o “el amor que nos debemos a nosotros mismos”. Y lo que tanto repetimos de manera negativa e inconsciente son esas creencias limitantes, es decir, esa información que hemos heredado de nuestro clan familiar: sufrimientos, silencios, secretos, etc que condicionan nuestras vidas.
No olvidemos que la máxima expresión de la creencia limitante y de separación son las religiones. Se adoran una serie de dioses e imágenes, se establecen una cantidad de normas, mandamientos y dogmas eclesiásticos, y al final lo que se consigue con eso es que cada quien se posicione con su creencia, con su cultura, con su religión y con su forma del ver el mundo, y todo ello son creencias limitantes.
Nuestras creencias condicionana tanto nuestras vidas que llegan a hipnotizarnos y a poseernos, y por lo tanto, no pensamos libremente. De hecho nuestras creencias piensan por nosotros. Nosotros no elegimos libremente, en realidad el 99% del tiempo estamos condicionados por nuestras creencias. Asi, nuestras creencias determinan nuestra forma de ver y entender la vida.
Tomar conciencia
El psicólogo Albert Ellis nos habla de algo parecido sobre las creencias limitantes. El se refería a las Creencia Irracionales. Ellis centra su teoría en que “Las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos” como decía el filósofo estoico griego Epicteto. No son los acontecimientos (A) los que nos generan los estados emocionales (C), sino la manera de interpretarlos (B). Por lo tanto, si somos capaces de cambiar nuestros esquemas mentales, es decir nuestros patrones de pensamiento, seremos capaces de generar estados emociones menos dolorosos, más positivos y acordes con la realidad.
La clave para controlar o eliminar las creencias limitantes es conscientizar lo que me está sucediendo en determinadas circunstancias, es decir, tener la capacidad de cuestionar lo que creo, dejar de pensar que “esto esta bien o aquello está mal”, es dejar de posicionarse de lo que te esta pasando, cuando dejas de juzgar a los demás te darás cuenta que las cosas de por si se complementan. Para entender esto debes hacer un cambio de paradigma, de percepción, salir de la mentalidad dual, comprender que existen los polos opuestos en todo y que cada uno se complementa con el otro (Blanco & Negro, Enfermedad & Salud, Masculino & Femenino), es decir, que nos complementamos y que debemos integrarnos en la unidad.
Los “tengo que…” ó los “debo de…” son creencias nacidas en el ego. Me obligo a hacer lo que no quiero hacer y eso me lleva a sufrimiento y la culpa, lo cual se podrá expresar en el cuerpo como un síntoma o enfermedad. Todas las relaciones especiales son la causa de las desarmonías, desavenencias y de problemas de toda índole. Lo que hay que conscientizar es que tu debes estar con quien quieres estar, hablar con quieres hablar, vivir con quien quieres vivir, ir donde quieras ir, etc. Es decir, “No te obligues a…” Nadie te puede juzgar, eres tu quien se juzga por lo que haces o dejas de hacer.
“Si cambias tus creencias y tu actitud verás que cambiará todo a tu alrededor”.